PUCCINI 100º

Giacomo Puccini probablemente haya sido el último gran compositor italiano de ópera, producto de una búsqueda incansable del drama musical y teatral en el vertiginoso cambio de paradigma que supuso el siglo XX para la humanidad, donde la radio y el cine se imponían como un fenómeno cultural de masas que modificaría la historia de la ópera.

Su primera ópera, estrenada a sus 26 años, fue un verdadero éxito pero frente al fracaso de la siguiente, Edgar (1889), trabajó como organista y director en iglesias y teatros locales. Su editor Giulio Ricordi lo envió a Alemania para que escuchara a Wagner. Así fue como escribió Manon Lescaut (1893) que alcanzó fama internacional. En sus óperas no hay pausas largas o parlamentos de texto que cortan la acción, sino que toda la música fluye casi de principio a fin, como en una película generando momentos de intimidad absoluta con un coro prácticamente a cappella, hasta un éxtasis total de la orquesta completa.

La relación de Puccini con el público argentino fue arrolladora desde el inicio. De todas las óperas de Puccini, ocho de ellas se estrenaron en Buenos Aires como primera representación fuera de Italia. Toscanini trajo Madame Butterfly a Buenos Aires el mismo año del estreno en 1904. Y en junio de 1905, Puccini viajó a Argentina cuando todavía no se había inaugurado el actual edificio del Teatro Colón: “a las 7 de la mañana empezó a llegar la concurrencia (a la Dársena Norte) y poco después el gentío era inmenso (…). A las 12 y 30 el Savoia penetraba en la cabecera Norte (…). Y entonces estalló una estruendosa ovación. Puccini, visiblemente conmovido, agradecía. En los días subsiguientes firmó tarjetas postales por un peso para apoyar a las víctimas de las inundaciones en el Litoral y al Hospital Italiano. Escuchó su Tosca el 1º de julio, Manon Lescaut el 2 de julio en el Teatro de la Ópera, el 4 de julio asistió a la zarzuela Bohemios, de Amadeo Vives en el Teatro de la Comedia, el 8 presenció el estreno mundial de la versión definitiva de Edgar y el 19 concurrió a Madame Butterfly.

Entre las obras predilectas por el público se encuentra el drama parisino La Bohème de 1896, que ilustra parte de la Belle Époque en contraste con un grupo de artistas bohemios que viven en la buhardilla de un edificio y que refleja las experiencias del compositor durante los años que vivió como estudiante en el Conservatorio de Milán, donde compartió habitación con Pietro Mascagni. Sin saber que eran sus últimos años, Puccini escribe en el final de Gianni Schicchi un parlamento que es casi un guiño de despedida al público como lo hiciera Hitchcock al final de Family Plot. Puccini falleció en 1924, con su Turandot inconclusa, pero su legado vigente hasta el día de hoy.

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